“Sin acceso a comida saludable no podemos trabajar, aprender ni cuidar a nuestras familias”. Tal es la situación que enfrenta Yfaniel Pierre, un padre muy dedicado, que soñaba con una mejor vida para su esposa y sus seis hijos, pero que no ganaba suficiente dinero en su trabajo de agricultor para poder pagar, incluso, las necesidades más básicas. Empeorando las cosas, con cada tormenta que pasaba por Haití, su endeble ranchito de piso de tierra se debilitaba aún más cuando la lluvia se colaba por entre las paredes de barro y palos que a duras penas sostenían el techo.
Haití es uno de los países más densamente poblados del Caribe y, trágicamente, las familias allí están pasando por una severa crisis de hambre y escasez de comida. Cross Catholic Outreach se ha comprometido a reducir el hambre en Haití proporcionando alimentos a los más pobres entre los pobres en las regiones en donde más se necesitan.
Niños como los de Yfaniel están afectados en forma desmedida por el hambre; la desnutrición a edad temprana tiene consecuencias devastadoras para el resto de la vida. Casi la mitad de la población haitiana está subalimentada; el 10 por ciento de los niños está por debajo del peso adecuado, y uno de cada cinco niños menores de cinco años tiene retrasos en su crecimiento.
La anemia es también un grave problema de los niños en Haití. Aproximadamente, una tercera parte de los niños y las mujeres son anémicos debido al bajo consumo de hierro. La anemia causa mareos, dificultad para respirar y fatiga, y a la vez puede llevar a complicaciones en el embarazo.
Los efectos del hambre van mucho más allá de la salud. La malnutrición crónica causa dificultades para terminar los estudios, lo cual tiene consecuencias devastadoras en el potencial para empleo a largo plazo. El hambre está ligada a problemas de la memoria y el comportamiento, lo que hace de la educación un verdadero desafío. Trágicamente, los resultados son una nueva generación de jóvenes atrapados en el ciclo de la pobreza, y sin una intervención eficiente, el ciclo está condenado a repetirse una y otra vez.
Los haitianos, en especial los que viven en áreas rurales, se encuentran en necesidad urgente de alimentos. Familias como la de Yfaniel se ven obligadas a reducir su alimentación a solo una comida diaria. Cuando los adultos no reciben la nutrición necesaria se enferman, haciéndolos incapaces de ganar dinero para sostener a sus familias. Para que la familia pueda comer, a veces los padres tienen que enviar a sus hijos a realizar trabajos en condiciones notoriamente inseguras.
Por favor, dale tu apoyo a Cross Catholic Outreach para poder ayudar a estas familias haitianas antes de que sea demasiado tarde.
El hambre en Haití está fuertemente arraigada en su pobreza. Existe una serie de factores que contribuyen a mantener a las familias haitianas en la pobreza.
La base de la crisis de hambre en Haití se remonta a sus lazos con el colonialismo francés. En 1804, Haití se convirtió en el primer país del hemisferio occidental en ser gobernado por antiguos esclavos, un hecho que intimidaba a las naciones esclavistas, incluidos los EE.UU. Al mismo tiempo, Francia obligó a Haití a pagarle una indemnización de 150 millones de francos —el equivalente actual de $21 billones de dólares— en reparaciones a los ciudadanos franceses dueños de esclavos, cuya “propiedad” habían perdido. En medio de esta crítica transición, Haití se encontró rechazada por muchas naciones, conllevando a un ciclo de endeudamiento, corrupción, inestabilidad política, y hambre y pobreza generalizadas.
A pesar de ser una prominente industria en Haití, la agricultura del país no se da abasto para proveer suficiente comida para alimentar a su propia gente. Las tierras improductivas, una población siempre creciente y la deficiencia en los procesos sanitarios contribuyen a este fenómeno. La familia de Yfaniel y otros agricultores del área tienen a menudo que depender de las escasas lluvias para la irrigación de sus siembras; y la mayor parte de su comida básica, el arroz, tiene que ser importado.
Aproximadamente el 96 por ciento de la población haitiana es vulnerable a los desastres naturales como los terremotos, y a los factores del cambio climático, incluidos los huracanes, sequías, inundaciones y deslizamientos de tierra. La extensa deforestación que ha ocurrido durante las últimas décadas ha puesto las tierras cultivables en alto riesgo de erosión de suelos, dejando campos enteros no aptos para la agricultura. Los desastres naturales destruyen los cultivos, los hogares y los negocios que sostienen la economía local, sumiendo a comunidades enteras en la miseria.
El Padre Meaux fundó la Misión Kobonal Haití hace más de 30 años y la ha transformado de tratar el problema de la desnutrición de ancianos, a abordar otras metas más amplias como alimentación, agua, vivienda, educación y microempresa para los más pobres entre los pobres de esa región. Un mes entero de provisión de harina de maíz, aceite y frijoles pueden marcar la diferencia entre la salud y la desnutrición, por las dificultades de la vida en la meseta central en Haití.
Por favor, estudia la posibilidad de demostrar tu amor por los pobres apoyando nuestra misión para dar de comer a la gente más vulnerable en Kobonal. Cualquier cantidad ayuda para luchar contra el hambre infantil en Haití y proporcionar a las familias la esperanza y la fe en Dios que ellos necesitan para progresar.
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