Afortunadamente para André, de 2 años (en la foto de arriba), la Iglesia estaba allí para su familia cuando ocurrió la tragedia. Su madre, Celeste, no tenía a quién recurrir cuando la familia perdió todo después de que dos huracanes provocaran inundaciones repentinas, deslizamientos de tierra y una destrucción terrible en Centroamérica. Incluso antes de las tormentas mortales, luchó para alimentar a André y a su hermano de 6 años, Alejandro.
Los partidarios de Cross Catholic Outreach jugaron un papel tremendo en el esfuerzo de la Iglesia para ayudar a niños como André. A través de su generosidad, las hermanas del Centro de Recuperación Nutricional Santa Rosa de Lima en Morales, Guatemala, pudieron brindar ayuda inmediata a familias necesitadas y ahora tienen la esperanza de un futuro mejor. Uno de esos programas suministró leche envasada con vitaminas a través de las hermanas y de otros socios de confianza en el país.